La visita de Miguel Trillo a la escuela supuso que la curiosidad floreciera en mí.
Había conocido su trabajo de forma esporádica y desde una perspectiva subjetiva, suponiendo, en vez de conociendo, el por qué de esos retratos a tribus urbanas.
Una vez comenzada la charla la historia del autor se me mostró extraña a la vez de amena. Sus inicios no habían seguido siempre un mismo camino, justo lo contrario; supo equivocarse y palpar diferentes géneros a la hora de tomar sus memorias cazadas en fotografías. Su historia resultó bastante curiosa y sus motivos fotográficos bastante propios.
Durante sus primeras etapas me llamó la atención ese juego con la naturaleza; su afán de recopilar elementos que no podría conseguir con tecnologías o dinero me fascinó. Sabía mostrar en cada fotografía detalles imperceptibles que en conjunto formaban una simbólica escena gracias al encuadre que les daba.
Aún así lo que más me impactó fueron los retratos de su trabajo "Identidades" donde la personalidad de cada uno de sus protagonistas es robada y plasmada en las fotografías del autor de forma sutil y directa.
Las miradas (algunas perdidas y otras afiladas) las poses (únicas en cada sujeto) sus vestimentas (que visten sus cuerpos pero desnudan sus ideologías y personalidades) Todos estos elementos son mostrados en cada uno de sus retratos. En ellos el tiempo parece detenerse por la fuerza de quienes lo forman creando una línea atemporal donde no hay ubicación de sus personajes, donde no hay diferencias estéticas o personales; donde lo único mostrado es la persona tal y como es, vestida con su propia piel y sin esconderse del ojo fotográfico.
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